Ser padres y ser pareja … ¡Complicado pero no imposible!
Ser padre es la mejor experiencia del mundo, pero, cuando se tienen hijos, se diluye la pareja ya que pasas de ser tú a ser “padre” las 24 horas del día y llegas a casa cansad@ después del trabajo y sigues “trabajando” ya sea educando, poniendo límites, haciendo baños, cenas y jugando con tus hij@s.
Te vas a dormir reventad@ y de repente, te das cuenta que tienes a tu pareja a tu lado, pero ya estás demasiad@ cansad@ como para proponerle o incitarle a algo.
A esto le sumamos las discusiones que se podrían evitar debido al cansancio, la falta de sueño. Y las pocas ganas de discutir teniendo en cuenta que estamos creando un estilo de ser padres nuevo en el que estamos poniendo en juego el que trae mi pareja y el que traigo yo “en mi mochila”.
Sin tener en cuenta que, como madre, tengo remordimientos porque trabajo y llego tarde a casa y parece que no me cuido lo suficiente de l@s niñ@s…
Visto este cuadro, nos encontramos con que, dejamos de cuidarnos y dejamos de cuidar a nuestra pareja.
El gran reto de las parejas es sobrevivir a este período (y a otros momentos, pero el que nos ocupa es éste) y fortalecer la pareja.
Para ello, unas ideas:
- Hay que intentar ponerse en el lugar del otro: escucharle y entender cómo está.
- No permitas que uno de los dos se sienta excluido dentro de la familia creada.
- Expresarse: mi pareja no es “adivina” ni “telepata”, con lo cual, explícale lo que te pasa por la cabeza o cómo te sientes.
- Dejar enfriar las discusiones ya que en caliente, no se resuelve nada y en cambio se pierde mucho.
- Elegir un día a la semana y crear la rutina de salir a hacer un café, a cenar, a comer con tu pareja con la consigna de “no hablar ni de los niños ni de casa”.
- Sorprende a tu pareja (imaginación al poder!!).
- Cuídate tú: si tu te cuidas, seguiras viéndote atractiv@ y eso lo transmitirás a tu pareja.
Foto: Bill Wilson. Creative Commons