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Culpabilidad o responsabilidad

La mayor parte de nosotr@s habla en términos de: soy culpable, me siento culpable… Poc@s hablamos del término responsabilidad.

Si vamos al origen del concepto “culpa”, vemos que está mediatizada por factores sociales, culturales, religiosos, familiares y personales; no olvidemos que provenimos de una tradición judeo-cristiana.

También podemos buscar su origen en la infancia: pensemos en todas las normas que nos han impuesto, las pautas de comportamiento, lo que está bien y lo que está mal.

Esto nos crea una conciencia de que hemos fallado, algo hemos hecho mal y esta experiencia es PERSONAL. Es un “atentado” contra nuestros valores, el sentimiento de culpabilidad se genera desde nuestra CONCIENCIA, es INTERNO. Y podemos mirar de REPARAR lo que hemos hecho,

Y ahí es cuando surge la angustia.

Si hablamos de responsabilidad, hablamos de proactividad, nos mueve, nos movemos, tomamos la iniciativa ya que somos responsables de lo que hacemos, no hacemos, decimos, no decimos, actuamos o no actuamos.

Si somos responsables, aceptamos esa responsabilidad y consecuentemente, las consecuencias que se derivan de ello con lo cual, eximimos de “culpa” al otro, al entorno o a las circunstancias.

Hay autores que comentan que la culpa seria un regulador emocional que nos conecta con aquello que está bien y lo que está mal.  Y que es necesario.

A veces, la culpa conecta también con la vergüenza, que seria cuando evaluamos a nuestro YO negativamente.

Hay quién:

  1. se siente culpable de todo lo que pasa
  2. “echan pelotas fuera”, siempre son los demás
  3. son las circunstancias

Esto no permite una buena adaptación y es fruto de:

  1. pensamientos rígidos y polarizados o
  2. de la incapacidad de asumir el fracaso o
  3. los errores
  4. incluso el perfeccionismo.

Pero, ¿Cómo podemos enfrentarnos  a este sentimiento que nos inmoviliza?

  1. El perdón y la culpa van de la mano; tenemos que aprender a perdonar, pedir perdón, perdonarnos y reparar
  2. Bajar el grado de autoexigencia.
  3. Culpa improductiva (ejemplo: madres trabajadoras con hijos en la guardería o con sus padres, lo que les genera, sentimiento de culpabilidad à repartir responsabilidades, revisar el “como se cuida”. Reconocer las emociones que hay detrás (enfado, rabia…)
  4. Ser más flexibles y ver los aspectos positivos y negativos de la situación y ver que no todo está bien o mal, sino que existen matices.
  5. A veces nos sentimos culpables por hechos sobre los que no tenemos control. En este caso, ¿para qué te culpas?
  6. Salir del pasado, ya que la culpa nos ancla allí. Observar si la culpa que sentimos es una herencia recibida, heredada (“yo que he hecho tanto por ti”, “nos hemos sacrificado para darte unos estudios”…)
  7. Aprender a gestionar los conflictos.
  8. ¿qué puedo cambiar? ¿Mi actitud?

Y gestionar más desde la responsabilidad. 

Referencias para consultar: 

Morgado, I. (2017) Emociones corrosivas. Barcelona: Ariel