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Esas cosas llamadas… EMOCIONES

Todos sabemos qué es una emoción pero pocos sabemos reconocer nuestro repertorio emocional y  aún menos, reconocerlo en los demás.

Las emociones nos desbordan, nos confunden, nos bloquean, no nos permiten pensar en calma. Y al mismo tiempo, nos están dando una información valiosa: es una señal, nos mueve a la acción, evalúa como nos van las cosas.

Racionalmente, podemos discutir cualquier cosa, estemos o no de acuerdo, pero si tu te SIENTES mal,  es que te sientes mal y esto es indiscutible: las emociones se sienten.

Mi generación -por no hablar de las que me anteceden- ha estado castrada emocionalmente ya que hemos crecido con mensajes del tipo: “los niños no lloran”, “no es correcto mostrar lo que sientes en público”, “nadie tiene que verte llorar”; “llorar es de débiles”, “no llores” por poner algunos ejemplos recogidos desde mi trabajo en la consulta.

Por suerte, desde hace unos años, en las escuelas se está haciendo con nuestros niñ@s trabajo con emociones, porque se han dado cuenta de lo importante que es que crezcan aprendiendo a gestionarlas.

Una gran parte del trabajo que me ocupa con mis pacientes o clientes (me gusta el nombre de pacientes, no porque estén enfermos, que no lo están, sino porque para enfrentarse a un proceso de cambio, es necesario tener PACIENCIA), es el de que conozcan  y reconozcan sus emociones y aprendan a gestionarlas.

Si vamos más allá estamos hablando de inteligencia emocional, que no seria más que una HABILIDAD -y por lo tanto, se puede aprender.

Entendemos por inteligencia emocional  aquel conjunto de habilidades  divididas en dos áreas (inteligencia intrapersonal + inteligencia interpersonal) que nos permiten  conocer y reconocer  lo que sentimos, regularlo y motivarnos así como poder empatizar ,  poner en marcha y manejar habilidades sociales (liderazgo, eficacia, persuadir, dirigir, negociar, resolver, decir no).  Recordemos que éste termino de IE lo popularizó Daniel Goleman (1995) previo estudios  de Salovey y mayer (1989) Greenspan, (1989), Payne (1983), Beldoch (1964) y Leuner (1966).

Pero, antes de empezar a gestionar nuestras emociones y aprender habilidades, hay que reconocerlas.

¿Te animas a empezar?

Me gusta mucho el ejemplo de ejercicio que para empezar propone Greenberg (2000)  (para mi uno de los mejores trabajando con emociones)  y  que sintetizo a continuación:

  1. ¿Que emoción estás sintiendo? Busca palabras referidas a emociones para ampliar.
  2. ¿Qué emoción es la que más te dura? ¿Cuánto tiempo?
  3. ¿Hay sensaciones corporales que acompañen a esa emoción?
  4. ¿Qué pensamientos vienen a tu mente?
  5. ¿Haces algo o quieres expresar algo?
  6. ¿Qué produce esa emoción?
  7. ¿Qué información te está dando?
  8. Intenta darle sentido a lo que están sintiendo.

Referencias

Referencias:

Beldoch, M. (1964), Sensitivity to expression of emotional meaning in three modes of communication, in J. R. Davitz et al., The Communication of Emotional Meaning, McGraw-Hill, pp. 31-42

Goleman, Daniel (1996). Inteligencia emocional (4a ed. edición). Barcelona: Kairos.

Greenberg, L. (2000). Emociones: una guía interna. Bilbao: Desclée De Brouwer.

Leuner, B. (1966). Emotional intelligence and emancipation. Praxis der Kinderpsychologie und Kinderpsychiatrie, 15, 193-203.

Payne, W.L. (1983/1986). A study of emotion: developing emotional intelligence; self integration; relating to fear, pain and desire. Dissertation Abstracts International, 47, p. 203A (University microfilms No. AAC 8605928)

Salovey, P., & Mayer, J.D. (1989). Emotional intelligence. Imagination, Cognition, and Personality,9, (3), pp185-211.

Recomendaciones

Recomendaciones:

 Greenberg, L. (2000). Emociones: una guía interna. Bilbao: Desclée De Brouwer.

 Greenberg, L. & Paivio, Sandra, C. (1999). Trabajar con las emociones en psicoterapia. Barcelona: Paidós.

Lazarus, R. S. (2000). Pasión y razón. La comprensión de nuestras emociones. Barcelona: Paidós.

Foto: tuckett (Flickr). Creative Commons.